Litio,
de símbolo Li, es un elemento metálico,
blanco plateado, químicamente reactivo,
y el más ligero en peso de todos los metales.
Pertenece al grupo 1 (o IA) del sistema periódico,
y es uno de los metales alcalinos. Su número
atómico es 3.
El descubrimiento del elemento
se le adjudica por lo general a Johann A. Arfvedson
en 1817. Químicamente, el litio se asemeja
al sodio en su comportamiento. Se obtiene por
la electrólisis de una mezcla de cloruro
de litio y potasio fundidos. Se oxida al instante
y se corroe rápidamente al contacto con
el aire; para almacenarlo, debe sumergirse en
un líquido tal como la nafta. El litio
ocupa el lugar 35 en abundancia entre los elementos
de la corteza terrestre. No existe en la naturaleza
en estado libre, sino sólo en compuestos,
que están ampliamente distribuidos. El
metal se usa como desoxidante y para extraer
los gases no deseados durante la fabricación
de fundiciones no ferrosas. El vapor del litio
se usa para evitar que el dióxido de
carbono y el oxígeno formen una capa
de óxido en los hornos durante el tratamiento
térmico del acero. Entre los compuestos
importantes del litio están el hidróxido,
utilizado para eliminar el dióxido de
carbono en los sistemas de ventilación
de naves espaciales y submarinos, y el hidruro,
utilizado para inflar salvavidas; su equivalente
de hidrógeno pesado (deuterio), se utiliza
para fabricar la bomba de hidrógeno.
El carbonato de litio, un mineral común,
se usa en el tratamiento de las psicosis maníaco-depresivas
(véase Depresión).
El
litio tiene un punto de fusión de 181
°C, un punto de ebullición de 1.342
°C y una densidad relativa de 0,53. Su masa
atómica es 6,941.
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