Máquina
herramienta, máquina
estacionaria y motorizada que se utiliza para
dar forma o modelar materiales sólidos,
especialmente metales. El modelado se consigue
eliminando parte del material de la pieza o
estampándola con una forma determinada.
Son la base de la industria moderna y se utilizan
directa o indirectamente para fabricar piezas
de máquinas y herramientas.
Taladradora
Este operario controla una enorme taladradora
mientras perfora una plancha metálica.
La plancha está colocada sobre unos pilares
para que la taladradora pueda atravesarla y
acabar el agujero. Estas máquinas herramientas
de gran tamaño se usan a menudo para
fabricar piezas de grandes proyectos de construcción,
como barcos.
Estas máquinas pueden clasificarse en
tres categorías: máquinas desbastadoras
convencionales, prensas y máquinas herramientas
especiales. Las máquinas desbastadoras
convencionales dan forma a la pieza cortando
la parte no deseada del material y produciendo
virutas. Las prensas utilizan diversos métodos
de modelado, como cizallamiento, prensado o
estirado. Las máquinas herramientas especiales
utilizan la energía luminosa, eléctrica,
química o sonora, gases a altas temperaturas
y haces de partículas de alta energía
para dar forma a materiales especiales y aleaciones
utilizadas en la tecnología moderna.
HISTORIA
Las
máquinas herramientas modernas datan
de 1775, año en el que el inventor británico
John Wilkinson construyó una taladradora
horizontal que permitía conseguir superficies
cilíndricas interiores. Hacia 1794 Henry
Maudslay desarrolló el primer torno mecánico.
Más adelante, Joseph Whitworth aceleró
la expansión de las máquinas de
Wilkinson y de Maudslay al desarrollar varios
instrumentos que permitían una precisión
de una millonésima de pulgada (25 millonésimas
de milímetro). Sus trabajos tuvieron
gran relevancia ya que se necesitaban métodos
precisos de medida para la fabricación
de productos hechos con piezas intercambiables.
Las
primeras pruebas de fabricación de piezas
intercambiables se dieron al mismo tiempo en
Europa y en Estados Unidos. Estos experimentos
se basaban en el uso de calibres de catalogación,
con los que las piezas se podían clasificar
en dimensiones prácticamente idénticas.
El primer sistema de verdadera producción
en serie fue creado por el inventor estadounidense
Eli Whitney, quien consiguió en 1798
un contrato del gobierno para producir 10.000
mosquetes hechos con piezas intercambiables.
Durante
el siglo XIX se alcanzó un grado de precisión
relativamente alto en tornos, perfiladoras,
cepilladoras, pulidoras, sierras, fresadoras,
taladradoras y perforadoras. La utilización
de estas máquinas se extendió
a todos los países industrializados.
Durante los albores del siglo XX aparecieron
máquinas herramientas más grandes
y de mayor precisión. A partir de 1920
estas máquinas se especializaron y entre
1930 y 1950 se desarrollaron máquinas
más potentes y rígidas que aprovechaban
los nuevos materiales de corte desarrollados
en aquel momento. Estas máquinas especializadas
permitían fabricar productos estandarizados
con un coste bajo, utilizando mano de obra sin
cualificación especial. Sin embargo,
carecían de flexibilidad y no se podían
emplear para varios productos ni para variaciones
en los estándares de fabricación.
Para solucionar este problema, los ingenieros
se han dedicado durante las últimas décadas
a diseñar máquinas herramientas
muy versátiles y precisas, controladas
por ordenadores o computadoras, que permiten
fabricar de forma barata productos con formas
complejas. Estas nuevas máquinas se aplican
hoy en todos los campos.
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